
La cadena de tu bicicleta es como el cuenta kilómetros de tu fiel compañera. Además, siempre va a ser quien recoge las adversidades de los caminos recorridos: la arena en las rutas, el barro en días de lluvia o el polen de las flores en primavera. El cuidado de la cadena de tu bicicleta es necesario, ya que dejarla sucia hará que se forme una pasta que causará un mayor desgaste, un cambio deficiente o un pedaleo muy brusco.
Un mayor rendimiento de tu bici estará garantizado con una cadena limpia y engrasada correctamente. Toma nota y ponlo en práctica con los consejos que te damos.
La frecuencia con la que limpiar la cadena y la transmisión general variará según las condiciones del terreno por el que solemos rodar, el kilometraje o las condiciones climatológicas. No será la misma necesidad la de un ciclista de carretera durante la primavera o el verano a un ciclista de MTB durante el otoño o el invierno.
Una opción rápida y a realizar en cualquier momento es el cuidado de cadena de tu bicicleta con un paño húmedo (o toallitas húmedas) para limpiar la cadena y transmisión, hasta acabar con esas incómodas zonas con relieve por la grasa acumulada. Una vez que esté limpia aplica el lubricante seleccionado según sea necesario.
Dependiendo del lubricante elegido, podría ser una buena opción limpiar la cadena después de cada salida larga, sobre todo si la hace con tiempo muy seco y sobre superficie de arena.
Ante una mayor suciedad o si quieres hacer un trabajo más elaborado, la segunda opción que te planteamos es la siguiente.
Para ello necesitarás:
- Desengrasante
- Cepillo con cerdas rígidas o un pincel
- Una manguera de jardín o en su lugar un bidón con agua
- Guantes
¿Lo tienes todo? Vamos a desarrollar el trabajo:
- Quita la rueda trasera para asegurarnos que el desengrasante limpie la cadena y el cassette, pero sin que éste caiga en los bujes o en las superficies de frenado.
- Usa el cepillo o pincel, una vez utilizado el desengrasante, para limpiar la cadena, platos y los piñones.
- Para limpiar la cadena, retrocede ésta hacia el cepillo y varía los ángulos de posición.
- Enjuaga todo con abundante agua.
- Seca todo con un trapo, deja que se seque al aire o utiliza un compresor para acelerar la situación.
- Vuelve a poner la rueda trasera y aplica el lubricante elegido.
¿Has tomado buena nota? Pues ya solo te queda ponerlo en práctica. Déjanos tus comentarios en el post contándonos tu experiencia. Pronto te traeremos más contenidos sobre el desgaste de la cadena y cómo saber cuándo sustituirla por una nueva.